martes, 30 de diciembre de 2014

LA RUTINA ANUAL DE PAPÁ NOEL, SEGÚN RAYMOND BRIGGS

Como siempre que nos acercamos a los últimos compases del año, escuchando los villancicos interpretados por Bing Crosby o por Frank Sinatra que para mí son sinónimo de la Navidad y del frío invernal, uno echa la vista atrás y recuerda, casi sin querer, casi por sorpresa, ciertas cosas que creía ya olvidadas. Uno de estos recuerdos me lleva irremediablemente a aquellos años de infancia en los que la Navidad suponía algo casi mágico para mí, unas fechas que mi hermana, Noa, y yo esperábamos con enorme ansiedad. Y la llegada de la Navidad y de Papá Noel y de los regalos la anunciaba mi padre, todas las mañanas del 24 de diciembre, mediante la lectura de ciertos libros de temática navideña. Cada Nochebuena, mi madre trabajaba en el hospital, pero mi padre, que era profesor y escritor, estaba de vacaciones, así que Noa y yo nos encaramábamos a su cama en su habitación, y él desplegaba ante nosotros toda la magia contenida en una serie de libros navideños que, por mucho que pase el tiempo, siguen y seguirán grabados en mi memoria. Pero entre todos ellos, había uno que nos gustaba especialmente: un cómic que casi no tenía texto porque no lo necesitaba, porque los dibujos casi tenían vida propia y ocupaban el lugar que en los otros libros les correspondía a las palabras, porque realmente eran dibujos que hablaban. El libro en cuestión se titulaba simplemente Papá Noel (Father Christmas en la versión original inglesa) y era fruto del ingenio del gran ilustrador británico Raymond Briggs.


El escritor e ilustrador Raymond Briggs

      Por supuesto, en aquellos momentos ni mi hermana ni yo teníamos ni idea de quién era el tal Raymond Briggs, pero a mí al menos me parecía que tenía que tratarse de un señor indudablemente especial, pues tenía noticia de primera mano acerca de la rutina que Santa Claus seguía año tras año para llevar regalos a todos los niños del mundo en una sola noche. Nacido en Wimbledon en enero de 1934, Briggs se interesó desde temprana edad por la ilustración y decidió dedicarse profesionalmente a dicha actividad pese a que a sus padres no les hacía demasiada gracia tal elección. Si bien estudió Bellas Artes en el University College londinense, no era la pintura, sino más bien la ilustración, lo que le atraía, y pasó gran parte de la década de los años sesenta realizando todo tipo de ilustraciones para diversos libros, creando poco a poco un estilo que pronto acabaría resultando inconfundible.



     Su primer trabajo de verdadera importancia, y el que mayor éxito le granjeó fue precisamente ese Father Christmas, publicado originalmente en 1973, y que a mi hermana y a mí tanto nos gustaba y divertía. Ya en 1966, Briggs había sido galardonado con la Kate Greenaway Medal, premio otorgado al mejor ilustrador británico del año, y en 1973 se colgó de nuevo la preciada medalla, en esta segunda ocasión por su libro sobre las andanzas de Papá Noel. Tal fue el éxito de Father Christmas que el libro llegó a inspirar un corto de animación, creado en 1991, e incluso un segundo libro, Father Christmas Goes on Holiday (Papá Noel va de vacaciones), publicado en 1975, y en el que Briggs nos cuenta las delirantes dificultades con las que se enfrenta Santa Claus al tratar de pasar desapercibido entre la muchedumbre cuando decide irse de vacaciones.

     Pero en Father Christmas, el primer libro que Briggs dedicó al personaje, Papá Noel no se va precisamente de vacaciones, sino que se dispone a hacer su trabajo anual de repartidor de ilusiones, y entonces podemos verlo desde que suena su despertador la mañana del 24 de diciembre hasta que se prepara para volver a dormir durante 364 días a la mañana siguiente. Briggs nos dibuja a un Papá Noel cascarrabias y protestón, al que le gusta el licor, pero que al fin y al cabo, es un hombre bonachón y entrañable. Su palabra favorita es maldito (blooming, en el original inglés), que aplica a las propias Navidades que le obligan a desplazarse por los cuatro continentes y, en general, a cualquier cosa que le ocasione problemas o contratiempos en el transcurso de su trayecto. De niño me resultaba tremendamente divertida y curiosa la imagen de un Papá Noel a quien no le gustasen las Navidades, algo que, lejos de parecer extraño a mi mente infantil, tenía toda la lógica del mundo, ya que ése era el único día de trabajo para el hombre de las barbas y el traje rojo. Los dibujos precisos, expresivos y siempre atentos al detalle conforman un magnífico retrato de Santa Claus que todos los niños y niñas deberían conocer. Ya octogenario, Briggs vive hoy en día en Sussex, y aunque su ritmo de trabajo ha dismunuido notablemente, continúa escribiendo e ilustrando libros. Otros títulos suyos de interés son The Snowman y Fungus the Bogeyman, adaptados ambos al cine, y el primero publicado en español y catalán.



                                                   ANTÓN GARCÍA-FERNÁNDEZ